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MARTÍN DE WALLACE

febrero 14, 2013

portada-el-caso-wallace_medAyer 13 de febrero se llevó acabo el foro sobre la tortura, organizado por el joven activista y defensor de los derechos humanos Jorge Alberto Ferreira. Y ahí, entre los ponentes, ese hombre, ese gran señorón que es Eduardo Gallo. Aquí nadie podrá decir: «Si le hubiesen secuestrado o asesinado un hijo…» No, aquí no vale esto, porque a este hombre de inmenso corazón le secuestraron, violaron y asesinaron a una hija, algo que no merecía. El solo tuvo que hacer las investigaciones para detener a los indeseables sujetos que asesinaron a su hija. A pesar de su inmenso dolor, hoy defiende nobles causas y está contra la tortura y por que no haya víctimas de la injusticia. Al contrario de esos que sólo se acuerdan del pueblo para que éste los apoye y obtener poder, el gran Eduardo Gallo está con el pueblo, es un hombre del pueblo.
Habló Eduardo de la manipulación que sufre el pueblo por medio de la prensa, de los millones de víctimas que ha dejado la guerra calderonista y algo muy importante, él había perdido el miedo. Al oirle me dije que yo también lo tenía que perder y seguir en esta bella pero dura lucha por la justicia.
Habló un licenciado sobre la nueva ley de víctimas y en eso estaba cuando fue interrumpido por Elena Uscanga, quien mostró toda su indignación por el encarcelamiento de su hijo, acusado de 2 secuestros por ser amigo de Freyre y su «banda». Su hijo es el famoso Tuerto, quien fue apresado junto a su esposa mientras dejaban sólo a un pequeño niño e hijo de ambos. Tras su declaración, otra madre, la de los Tagles, denunciaba su sufrimiento, sí ya habían agarrado al hijo mayor por qué seguían martirizando al pequeño que nada había hecho y la emoción subió de tono cuando habló Judhit Tagle, recordando cuando la policía llegó a la puerta de su casa siendo ella una niña y estando sola. Abrieron la puerta con un cerrajero, entraron en la casa y comenzaron a robarse los cuadros mientras que la angustiada niña llamaba a su mamá. Les quitaron la casa en un indignante despojo y en su relato no puede contener el llanto, como muchas personas no pueden contener las lágrimas ante semejante canallada. Es el poder de la señora Wallace, la mujer que encarcela inocentes. Y otra madre, la otra Elena la de los hermanos Castillo, la misma que en el libro del caso Wallace sale diciendo que sus hijos son unos borrachos y no quiere saber de ellos, en otra gran mentira de ese libro, pues por el contrario, es una madre llena de orgullo por esos hijos honrados, decentes y trabajadores, con los que nunca tuvo motivo de queja. Elena Cruz, una mujer del pueblo dispuesta a dar la vida por la libertad de sus amados hijos. Durante bastantes minutos el foro se había desarrollado abajo para volver de nuevo al estrado, tocando el turno a Enriqueta Cruz, esa admirable mujer, madre de Brenda Quevedo e incansable luchadora por la libertad de su hija, a quien las amenazas de muerte ya no asustan. Habló de los padecimientos de su hija sin poder contener las lágrimas en parte de su narración y luego una bella morena hablando del caso Marti, de la detención de su primo al que crió como a un hermano, acusado, uno más, del asesinato del joven Marti y el chiste del día, lo visita Marti y le dice que va a venir con su abogada, cuando ésta llega dice al indefenso joven que firme la declaración de culpable, a lo que se niega ¿Pero saben quién era la abogada de Martí? Pues ni más ni menos que la señora Wallace?
Y mientras todo esto sucedía ¿Dónde estaba Martín Moreno? El de los rimbobantes títulos de periodista, el gran informador ¿Dónde estaba? Pues quien sabe. Me he propuesto no decirle ningún insulto, a ver si lo consigo, bueno, seguro que sí, porque cualquier cosa que se diga contra este desinformador no es un insulto sino una verdad.
Pues él solo quiere decir lo que le dice su dueña, y como dulce niña escribe lo que la Wallace le indica, vean si no lo que dice en su libro.
Comienza con una perorata en donde el amor entre madre e hijo pasa todos los límites de lo imaginable, porque el incesto no está bien visto, si no hasta nos hubiese dado horas de esto. Peo vayamos a lo absurdo. En una discoteca de Cuernavaca, Freyre y Jacobo se meten al baño, cierran la puerta con llave y tras dar una propina al mesero y… desde afuera, la Wallace ve lo que hacen y lo que dicen. Lo mismo sucede tres días después del crimen, cuando Brenda baja con unas cajas en donde van armas y las herramientas con las que descuartizaron a Hugo. Resulta que la señora ve tras paredes y cajas, al margen de que se supone que todos desaparecieron el mismo día del crímen.
Cesar sale del departamento en donde está viviendo en la cajuela de un coche y llega igual, mi pregunta es, si está en un lugar que no cree seguro ¿Que hace ahí? De nada le va a valer que salga y entre escondido si la policía sabe que ahí se esconde.
Dice la señora tener una foto en donde Freyre y Juana Hilda están con su hijo, por lo que mienten al decir que no se conocían. Cuando yo le pregunté a Hilda sobre la foto me dijo que la enseñase, a ver si era cierto, pero fijense en este detalle, de ser cierto lo de la foto ¿Como entonces Jacobo le presentó a Hilda si ya la conocía?
El abogado de Isabel le pregunta a Freyre dónde dejó el cuerpo y éste le responde que no se lo va a decir, esa será su venganza. ¿Y en qué cabeza cabe que una persona que en todo momento está negando haber matado a otro le vaya a confirmar al abogado de la otra parte que sí lo hizo.
Estupideces de éstas hay muchas, pero lo más indignante es cuando el tal Moreno comienza a tratar de putas y de vendedoras de drogas a dos mujeres que nada le han hecho y ni tan siquiera conoce.¿Que clase de hombre es éste? Creo que las palabras sobran. Lo más curioso es que todavía hay gente que mencionan que el Caso Wallace es un gran libro.
Encuentro en un lugar y con respecto al tema la siguiente nota:»Una historia real de justicia personal, indignación y amor de madre tras el secuestro de un hijo»
A esto se le llama manipulación, a qué grado de ignorancia se llega cuando se habla de justicia sin darse cuenta las grandes barbaridades con las que cuenta el libro. Mejor, quien quiera saber la verdad y darse cuenta de los seres viles y misebles que son estos vendidos desinformadores, que acudan a foros como el comentado del día de ayer, seguro que en ellos sí se enriquecen con la verdad y no con mentiras y patrañas.