En qué manos estamos

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Vivimos tiempos en donde al parecer el bien triunfa sobre el mal, así numerosa gente del narco como el Chapo son detenidos y otros de plano abatidos por la policía o el gobierno. Está bien, aunque hay mucha mar de fondo que ahora no voy a analizar por salirse del tema, queda claro que esta gente envenena a la sociedad, que muchos jóvenes quedan dañados de por vida, como el caso de la protagonista de mi libro inédito «Diana Quiere Libertad». Así pues diremos que buena es la labor del gobierno en esta lucha contra el mal, sin embargo que sucede cuando todo «el peso de la ley» cae contra inocentes. Cuando el inocente se encuentra con todo el poder en su contra, cuando impotente se pregunta por qué está recibiendo un castigo cruel, Un castigo reservado únicamente a los criminales y no sabe qué daño ha hecho a la «sociedad» para que «ésta» le condene como a su peor enemigo sin ni tan siquiera investigar. Es el momento de preguntarnos: ¿En qué manos estamos señores y señoras?
Y sí, casos de injusticias hay muchos, yo mismo lo viví cuando entraron en mi casa estando yo fura de ella, en un furgón de la AFI y dijeron que tenía una R 15 lo que siendo totalmente falso me tuvo año y medio en prisión. Las cárceles están llenas de inocentes, por supuesto, también de culpables, pero sólo estos deberían estar en ellas, lo demás e una terrible injusticia.
Pero este comentario lo voy a hacer como el caso de injusticia que debería ser ya ejemplo de lo que es ésta y me refiero una vez más al vergonzoso caso Wallace.
Vean ustedes: Las madres de los detenidos mandan una carta al parecer al ejecutivo, sea como sea les responde un ministerio público. Su nombre ahora no importa, llámese Juan o Antonio son muchos las mismas basuras que no deberían ocupar tal puesto ni ningún otro relacionado con la justicia, pues la incompetencia y corrupción pone en sus manos el sufrimiento de muchos inocentes y es que la respuesta que da uno de ellos a las sufridas madres de los inocentes, esas sí, heroínas y no la Wallace, es de risa además de humillante. Hace una referencia a lo que todos sabemos, que los poderes son diferentes, pero lo más chistoso, para los que no somos familiares, claro; es que dice que ya se hizo todo tipo de investigación y son culpables, desacredita a Derechos Humanos, niega las torturas tanto a Brenda como a los demás y le parece bien que civiles como la Wallace y Martín se metan a justicieros.
Recordemos que esta investigación comienza tan sólo unas 5 horas después de que la madre ve a la supuesta víctima quien ni vive con ella, tan sólo unas horas más tarde se encuentra la camioneta del supuesto secuestrado, un individuo dice a la madre que entre dos sujetos sacaron a fuerzas a uno cuando resulta que según Juana Hilda se fue con ella al departamento y ahí lo atacan. Un niño dice que entre dos bajaron a un herido, cuando resulta que lo descuartizan en el depto. En donde unas horas después del mencionado descuartizamiento sólo encuentran en el lavabo una gota de sangre que resultará ser de mujer. Llegan a la camioneta porque había dicho a su primo que iba a salir con la güera que le presentó Jacobo mientras que según la criada le dice que se iba a la cama y estaba muy pensativo, de repente siente que arranca la camioneta y se va, es decir, a nadie dice con quién va a salir ni tan siquiera pensaba salir y en fin, cientos de incongruencias como éstas se hallan en el vergonzoso caso.
Y a esto le llama un ministerio público «Investigación». Recordemos también que es Juana Hilda la que cuenta la historia de culpabilidades, para esto la sacan del arraigo, lo que es totalmente ilegal y la llevan a la PGR, aquí la muestran una declaración que la obligan a leer mientras la están gravando, declaración que aun en el caso de ser voluntaria no debía tener validez, pues ni está su abogada presente ni la tenían porque haber trasladado a la PGR. Si alguien duda de que las llamadas autoridades dan una declaración para firmar, diré que a mí me lo hicieron, sólo que como siempre recibí buen trato no firmé nada, lo que no pasó con Juana Hilda.
Si decir que hubo una investigación, cuando fue la Wallace la que montó todo, es una atrocidad que tan sólo muestra el servilismo de los encargados de la «justicia» que decir de negar las tortura. Sobre esto es normal que ese cerebro maquiavélico diga que denuncian torturas después de declararse culpables para librar la justicia, pero señores, Brenda Quevedo nunca se ha declarado culpable ¿por qué entonces denunciar torturas? Está más que demostrado que Brenda fue dos veces salvajemente torturada y abusada sexualmente y lo está hasta con certificado médico.
A ese ministerio público que niega las evidencias sólo decirle que está al servicio de la justicia, que no sea tan ladino y si no sirve para ver por la auténtica justicia que se vaya o mejor que lo encarcelen.
La Wallace como Martin son dos entorpecedores de la justicia y no tienen por que hacerla de jueces, gente como ésta en realidad son un grave problema para la sociedad y la sociedad debe reaccionar de una vez por todas, pues mañana les puede pasar a ellos si se siguen manteniendo al margen de estas terribles injusticias.
Y cuando quieras Sra. Wallace, nos enfrentamos en un debate público a ver si ante otra parte sigues convenciendo de tus mentiras.
¡Libertad para los inocentes del caso Wallace!

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